En cambio, el aceite de oliva virgen extra se elabora mediante un sistema de obtención sin calor que no implica temperaturas elevadas ni productos químicos. Se obtiene del primer prensado de las aceitunas, y conserva el paladar, el fragancia y, lo más importante, el valor nutricional del aceite en su estado más íntegro. Para calificar como categoría superior, el producto debe cumplir con estrictos estándares de calidad, incluyendo un contenido ácido limitado y la falta de imperfecciones perceptibles. Además de los controles químicos, también es evaluado por catadores profesionales, quienes determinan su frescura y composición sin adulteraciones.
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Desde el punto de vista nutricional, el aceite de oliva virgen extra también brinda muchas más mejoras para la salud. Es elevado en grasas buenas, especialmente oleato, conocido por minimizar la respuesta inflamatoria y favorecer la salud cardiovascular. Además, mantiene una alta cantidad de micronutrientes bioactivos, sustancias vegetales con fuerte acción antioxidante. Estos agentes antioxidantes combaten el estrés oxidativo en el cuerpo, que está relacionado con el proceso de envejecimiento y patologías persistentes como cáncer, diabetes y problemas cardíacos.
Numerosos estudios han demostrado que las planes alimenticios cargados en aceite de oliva virgen extra —especialmente la dieta mediterránea— tienen relación con una mejor salud cardiovascular mejor gestión de la glucosa e incluso una menor incidencia de deterioro cognitivo reducción del declive cerebral. Estos beneficios están directamente relacionados con la calidad de las grasas y antioxidantes que el aceite virgen extra mantiene, y que habitualmente no se encuentran en los aceites refinados. El almacenamiento también afecta a la retención de las propiedades del aceite. La luz, el calor y el oxígeno pueden deteriorar su gusto y aporte dietético. Por eso, el aceite de oliva virgen extra debe mantenerse en un sitio frío y sin luz, separado de temperaturas altas, y en botellas tapadas firmemente. Lo ideal es consumirlo en un plazo de seis meses después de destaparlo para aprovechar su frescura óptima.
Al adquirir aceite de oliva, es esencial leer las etiquetas con precisión. Conceptos como “suave” o “puro” pueden resultar tentadores, pero a menudo sugieren que el aceite ha sido procesado en exceso. El virgen extra debe estar destacado en la marca, e idealmente debe mostrar la fecha de recolección , el país productor y alguna garantía de calidad. Las botellas de vidrio oscuro son una muestra confiable, ya que preservan el aceite de la luz.
Es cierto que el importe del aceite virgen extra puede ser más alto que el del aceite normal, pero esto suele reflejar el cuidado y la superioridad del método de elaboración. Un genuino virgen extra proviene de olivas escogidas con esmero y procesadas rápidamente después de ser recolectadas. Requiere tiempo, conocimiento y un firme dedicación a la excelencia. El resultado obtenido es un elemento que no solo enriquece tus recetas, sino que también proporciona beneficios saludables. En la cocina habitual, ambos tipos de aceite tienen su función. Para cocinar con calor intenso, como cocinar frituras, el aceite común puede ser más apropiado por su sabor neutro y mayor resistencia al calor. Pero cuando se trata de vinagretas, marinajes, salsas o simplemente un acabado en el platillo, el aceite de oliva virgen extra ofrece un aroma y nutrición superior.
Las contrastes entre el aceite de oliv y el aceite de oliva virgen extra van mucho más allá del gusto o del envase. Estos aceites varían considerablemente en cuanto a su procedimiento de fabricación, su perfil nutricional y sus usos culinarios ideales. El aceite de oliva premium, producido mediante un método de extracción en frío sin el uso de productos químicos ni fuente de calor, conserva los niveles más altos de compuestos antioxidantes saludables , componentes vitamínicos y ácidos grasos beneficiosos. Su gusto exquisito y detallado lo convierte no solo en un delicioso complemento para las comidas, sino también en un elemento clave para favorecer la salud duradera. Optar por aceite extra virgen es más que una elección gastronómica: es una apuesta por tu salud. Al incorporarlo en tu rutina diaria —ya sea rociado sobre una ensalada fresca, aplicado en marinadas o acompañado con buen pan— aprovechas su sabor singular y beneficios protectores. Por otro lado, aunque el aceite de oliva común puede ser más accesible y adecuado para cocinar a altas temperaturas, carece de la riqueza y el beneficio nutricional que ofrece su equivalente virgen extra. A medida que los consumidores se vuelven más informados sobre salud y meticulosos con la calidad de los productos, entender las verdaderas diferencias entre estos dos clases de aceite resulta fundamental. Con esta guía, podrás elegir con mayor sabiduría, elaborar platillos con mayor calidad y disfrutar de todas las ventajas que el verdadero aceite de oliva virgen extra aporta a tu mesa, mejorando tanto tus platillos como tu modo de vida.